1/7/12

Monólogo

Fabiola: Veo un hermoso día de verano; estoy corriendo delante de un
compañero de juegos; lo miro hacia atrás. No quiero ser alcanzada en
aquella persecución; corro más aprisa y me olvido de la cercanía de un
pozo de agua; así tropiezo y caigo en su interior. Ya en el fondo,
sumergido casi todo mi cuerpo bajo el agua, me levanto sobre mis
manos. ¡Pero no puedo escapar de su profunda hondura!
Mi cuerpo yace de cabeza; mis piernas apuntan al cielo.
Desesperada, agito mi cuerpo intentando elevarme del fondo; pero la
fuerza de gravedad me empuja cada vez más hacía su interior.
Mientras el sol brilla en los pequeños trozos de vidrio depositados en
su lecho, dos manos fuertes me toman de mis piernas y me alzan
hacía el exterior. Cuando mis padres llegan junto a mí, hay un corte
profundo cerca de mi ojo izquierdo, que sangra copiosamente...