1/7/12

TU CUERPO Y EL MÍO

“Tu cuerpo y el mío” busca recordar el poder que subyace en el cuerpo; el poder de la imaginación y su contenido fundamental: Las imágenes. Constatamos que la vida se articula en lo fundamental en el fenómeno de la visión. El ojo produce millones de imágenes ya sean estas mentales o materiales. La investigaciones en torno al tema permite afirmar "Que en toda imagen reside un poder de salud o enfermedad" En el cuerpo habitan las imágenes que una vez alojadas en el cuerpo interior nos acompañan durante toda la vida. Elenco: Claudia Barrales, Oscar Gonzales, Roxana Cáceres. Dirección y Dramaturgia Agustín Benelli Asistente de dirección Roxana Cáceres Realización de escenografía Andrés Benelli Música original Franco Contreras Nicolás Masquiarán (Fondart 2007) .

Monólogo

MONÓLOGO DEL SEGUNDO ACTO.

Mujer : ¿Mi nombre?... ¡Mujer! Ese es mi nombre, señor. La vida me lo recuerda
constantemente…
(Mirando al público): Un día que no era de día ni de noche, caminaba por
la avenida del parque; en los jardines, los varones me miraban. El tiene
el color de los árboles en su chaqueta; es tan hermoso y joven como yo.
A veces no puedo evitarlo… Las imágenes me rodean y me invaden;
agitan mi mente entre el amor y el odio; la noche me abraza con la
tenacidad de un hombre que taladra en la oscuridad; enérgicos brazos
me rodean, su cuerpo es como un cable eléctrico que ilumina mis
entrañas, mis manos se aferran a su espalda que se acerca y se aleja de
mi pecho constantemente; el cielo huele a hierba con flores de azucena.
Los cipreses y los arbustos nos rodean: Allí nuestros cuerpos se entrelazan y
se agitan, en el placer de nuevos sabores y nuevas emociones.
Yo puedo exclamar mi deseo profundo, y siento mi sangre correr aprisa en
mi interior, en cualquier momento el deseo tiñe mi piel y estropea mi ordenada vida.
Hoy mi lecho esta vacío y mi cuerpo solitario me recuerda, que aquel
hombre ruin… engañó y arruinó mi corazón.

Monólogo del primer acto

MONÓLOGOS DEL PRIMER ACTO

Rodolfo: ¡Es que sólo en el silencio escucho claramente aquella Voz!
Allí percibí muchas veces un llamado, resuena una y otra vez en mi
mente.
Un día, en tono de pregunta exclamo: ¿Has mirado al cielo más allá del
sol? ¿Has buscado una fuente de luz que ilumine tu existencia?
Tu vida a girado en torno a este mundo tanto tiempo ¡Es hora de que
levantes tu cabeza!
¡Este planeta se agota irremediablemente!
El hastío nace en la memoria; ella señala un mundo de imágenes que
comienza a ahogar la vida de muchos. Una atmósfera ponzoñosa invade
todos los territorios.
La angustia se apoderó de ti muchas veces y te preguntabas:
¿Adónde puedo huir? Ya no hay continentes desconocidos por descubrir
¿Adónde podré escapar?
Acá, la vida es tan corta y a pesar del poco tiempo disponible ¡Qué
detestable realidad construimos!
Las fuerzas humanas nada pueden hacer para aclarar nuestro futuro aquí,
ni menos aún más allá de la muerte.
Pero un texto desconocido me sorprende. En el momento
menos pensado entre la niebla y el olvido, una flama
y tiene nombre de pueblo luminoso, de ojos expectantes y de mirada
que no intimida.
Hoy mis pensamientos transitan por una ruta distinta, el temor a
la muerte ahora es un despojo a la orilla del camino.

Monólogo

Fabiola: Veo un hermoso día de verano; estoy corriendo delante de un
compañero de juegos; lo miro hacia atrás. No quiero ser alcanzada en
aquella persecución; corro más aprisa y me olvido de la cercanía de un
pozo de agua; así tropiezo y caigo en su interior. Ya en el fondo,
sumergido casi todo mi cuerpo bajo el agua, me levanto sobre mis
manos. ¡Pero no puedo escapar de su profunda hondura!
Mi cuerpo yace de cabeza; mis piernas apuntan al cielo.
Desesperada, agito mi cuerpo intentando elevarme del fondo; pero la
fuerza de gravedad me empuja cada vez más hacía su interior.
Mientras el sol brilla en los pequeños trozos de vidrio depositados en
su lecho, dos manos fuertes me toman de mis piernas y me alzan
hacía el exterior. Cuando mis padres llegan junto a mí, hay un corte
profundo cerca de mi ojo izquierdo, que sangra copiosamente...

  Primer acto de Tu Cuerpo y el Mío

Segundo acto de Tu Cuerpo y el Mío

Segundo acto de Tu Cuerpo y el Mío